lunes, 2 de junio de 2008

La última gran explosión

Astrónomos estadounidenses descubren cerca del centro de la Vía Láctea los restos de una supernova que explotó hace 140 años con la potencia de millones de soles
Astrónomos estadounidenses han descubierto las cenizas de la última gran explosión registrada en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Para nosotros, ocurrió hace sólo 140 años, en 1868. Aquel año, Isabell II de España se exilió a Francia, se celebró en París la primera carrera ciclista y una estrella explotó en el cielo con una violencia increíble. Sin embargo, nadie la vio morir porque lo hizo en medio de una densa nube de polvo y gas, impenetrable para el ojo humano. Ahora, los radiotelescopios de Muy Largo Alcance (VLA) y el observatorio orbital de rayos X 'Chandra' han penetrado en la oscuridad y calculado la fecha de su muerte.Una supernova es una explosión estelar de tal magnitud que puede eclipsar durante días al resto de su galaxia, brillar con más intensidad que las 100.000 millones de estrellas que forman la Vía Láctea, por ejemplo. Es como mueren las estrellas más masivas: dando un gran espectáculo, peligroso si se está demasiado cerca de ellas.

De la observación de explosiones de este tipo en otras galaxias, los astrónomos dedujeron hace tiempo que en la nuestra debía haber tres supernovas visibles cada siglo. Sin embargo, la última conocida hasta ahora se observó alrededor de 1680, hace más de 300 años. Supernovas ausentes«Si la tasa de supernovas calculada es correcta, debía haber restos en la Vía Láctea de diez explosiones más recientes que la de Casiopea A», dijo ayer David Green, de la Universidad de Cambridge y que ha dirigido el grupo de VLA.

La ausencia de supernovas jóvenes en nuestra galaxia causaba problemas a los astrónomos: ¿la Vía Láctea, una agrupación de estrellas en apariencia normal, diferiría de las restantes en algo que desconociéramos?, ¿las explosiones inexistentes indicarían que había errores en el modelo sobre las relaciones entre supernovas y otros procesos galácticos que manejan los científicos? Un grupo de astrónomos dirigido por Green descubrió en 1985 con VLA -la batería de radiotelescopios de Nuevo México (EE UU) que popularizó la película 'Contact'- los restos de una supernova catalogada como G1.9+0.3. Entonces, calcularon que eran el remanente de una explosión cuyo destelló llegó a la Tierra entre hace 400 y 1.000 años. Se encontraba a sólo 1.000 años luz del centro galáctico, a unos 25.000 años luz de nosotros: su luz había tardado, por tanto, 25.000 años en llegar aquí a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo.El año pasado, un equipo de astrónomos liderado por Stephen Reynolds, de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, miró hacia el mismo objeto con el observatorio de rayos X 'Chandra' y comprobó que era un 16% más grande que lo que parecía en las imágenes de 1985 de VLA. «Es una gran diferencia de tamaño. Significa que los restos de la explosión se están expandiendo muy rápidamente, lo que implica que el objeto es mucho más joven de lo que creíamos». Para comprobarlo, VLA volvió a mirar el cadáver estelar doce años después y confirmó las mediciones de 'Chandra': si no se hubiera encontrado en medio de una nube de polvo y gas, la luz de la supernova habría sido visible hace 140 años en el cielo terrestre después de un viaje de 25.000 años desde el centro de la galaxia.La velocidad a la que G1.9+0.3 expulsa la materia no tiene precedente: 56 millones de kilómetros por hora, casi un tercio de la distancia que separa a la Tierra del Sol o 145 veces la que hay entre la Tierra y la Luna. «Ningún otro objeto de la galaxia tiene sus propiedades. Este hallazgo es muy importante porque nos va a permitir aprender mucho más sobre cómo explotan algunas estrellas y sus consecuencias», ha augurado Reynolds.El descubrimiento ha sido posible gracias a que las ondas de radio y los rayos X pueden penetrar en las densas nubes de polvo y gas del centro galáctico como los rayos X lo hacen en nuestra carne en las radiografías para ver los huesos. «Cuando miramos fuera de la Vía Láctea, podemos ver con los telescopios ópticos -de luz visible- algunas supernovas en el Universo, pero cuando reina la oscuridad nos las perdemos en nuestro patio trasero», advierte Reynolds.
Por fortuna, las nubes de gas producto de la explosión brillan durante miles de años para los radiotelescopios y observatorios de rayos X.El hallazgo de la supernova más joven de la galaxia se publicará en 'Atrophysical Journal' y en las 'Monthly Notices' de la Real Sociedad Astronómica británica.
Fuente: Hoy (15/05/2008)

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